Desde
el punto de vista crítico, la evaluación
debe constituir una
oportunidad real de demostrar lo que los
alumnos aprenden, lo que saben y lo que
pueden hacer aplicando el
conocimiento adquirido y el suyo propio.
No
se trata de aprobar o de suspender.
Desde la inatención formativa, esa no es
la cuestión,
La
clave está en la calidad y claridad de
la información que se da a los
alumnos sobre la corrección.
Cuanta
más información relevante y dada con
intención formativa se ofrece a quienes aprenden mas podrá aumentar la comprensión de la situación de aprendizaje por parte
de quién se decide aprender .
Cuanta
menos información se ofrece, y más aún
si no está expresada de un modo inteligible para el
lector, mayor es el riesgo de
instaurarse en la arbitrariedad
Cuanta
más calidad tenga la información que se ofrece más podrá subir la calidad
del aprendizaje que parte de la corrección bien informada. Cuanta menos
calidad tenga la información que se da, menos podrá ayudar o animar al sujeto al que está
dirigida aquella información.
Calidad
en la información también es claridad.
Si
el conocimiento que obtenemos lo
invertimos en mejorar nuestras prácticas y en mejorar el aprendizaje de quienes con nosotros
aprenden, la evaluación desempeñará la función formativa.
Evaluamos para conocer. Con tal fin necesitamos recoger la información valiosa, razonada y fundamentada, en la
que los sujetos que
son fuente de los datos analizados
conozcan a su vez el contenido de
la misma y de los usos que ella se vaya
a hacer.
La
evaluación y al información en que se
basa deben llevar al profesor a comprender el punto
de vista del alumno y tenerlo en cuenta en el momento de tomar las
decisiones.
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