La evaluación que realizan los profesionales está sometida a diversas presiones. En la evaluación, la calificación se convierte en un salvoconducto cultural. La familia de los alumnos generalmente, se interesa por la calificación de los resultados de la evaluación. Además, la comparación que se hace entre las calificaciones obtenidas hace que los alumnos se vean clasificados por los resultados del proceso, siendo la sociedad la que compara y jerarquiza. Las calificaciones que el alumno obtiene lo acompañan durante toda su trayectoria profesional. La mayoría se obsesiona por tener calificaciones buenas, debido a las presiones que la sociedad ejerce al tener en cuenta en todos los procesos de selección el expediente académico.
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